[ezcol_1third][/ezcol_1third] [ezcol_2third_end]Ida Vuelta Ida, Irene Grau
El próximo viernes 27 de enero, en la Sala de exposiciones del Centro Cívico de Sagunto, la pintora Irene Grau inaugura «Ida Vuelta Ida»: Una reinvención de su trayectoria, tan sorprendente y genuina, que se ha ganado la independencia por revolución. Vuelta y vuelta hacia una actualización analógica por lo digital, que busca (y encuentra) su pixel primigenio.
Pintura rotunda que tras pasar por un (nada desafortunado) error de bits, sigue siendo pintura, y que conforma esta exposición de varios lienzos y otras cositas cuadradas. Deberías verla en vivo y en directo, así que ya sabes… ¡visita obligada! J.G. UPV.
La belleza del desfragmentador de disco
Ricardo Forriols
Universitat Politècnica de València
Hace tiempo que escribí algo debajo de este título pero lo perdí… Lo reescribí después incluso de que las nuevas versiones del sistema operativo Windows hubieran acabado con la belleza que entrañaba pasar un buen rato (horas) alucinando con los movimientos en el interface del desfragmentador de disco que ordenaba los cuadraditos del disco duro (luego los llamaríamosclusters) y ayudaba a que la máquina fuera un poco más rápida. Pero también lo perdí. ¡Pues no hemos perdido tiempo (según se mire) mirando a la pantalla imaginando qué pasaba ahí dentro! Más cuando todos hemos sufrido la pérdida de información, su deterioro, disolución o desaparición sin rastro en algún disco duro. Como lo que escribí hace años.
De hecho, por ahí deberíamos haber comenzado: por lo que sucede cuando se corrompe el soporte de la información, cuando el archivo “explota” en el seno de la computadora, cuando ya nada vuelve a ser lo que teníamos almacenado a nuestra disposición ni el desfragmentador que ordena ni un punto de restauración del sistema ni ningún programa de recuperación de datos son capaces de ayudarnos. Aunque se trata de un punto final informático catastrófico (¡cuántas veces no nos hemos sentido con ganas de matar por y/o morir junto con nuestros archivos!) para Irene fue el momento de, pasada el vorágine de la ira y sus oleajes, retomar la labor en el taller a partir de los restos del naufragio informático de un enorme disco de almacenaje de esos a los que solemos confiarle todo, y digo bien: t-o-d-o lo nuestro y nosotros mismos.
Así, las cuatro series que conforman esta muestra parten del estudio de las imágenes fragmentadas, barridas literalmente por el lector del disco y el error eléctrico, quizás por una sobrecarga o un sobrecalentamiento1, por un duro golpe de gravedad o por algún derrame líquido… Imágenes de trabajos anteriores en dossieres y de otros artistas, imágenes de bocetos, estudios, fotografías de lo real —a veces de lo pintado— que se convirtieron enabstracciones de la realidad donde ésta sólo se reconoce parcial y fragmentariamente. Revisando lo hecho hasta el momento, repasando lo que quedó una y otra vez como quien sopesa las monedas en su bolsillo, Irene alcanzó a aislar el patrón, el píxel y su cadencia, la misma que dibujaba líneas y delineaba franjas corridas en las fotos de sus cuadros anteriores hasta deformar lo que allí había en origen y sepultarlo todo en un negro absoluto. El luto profundo y mate de lo desaparecido.
Las cuatro series que aquí se presentan se articulan como en venganza en una suerte de feliz giro deconstructivo de lo digital en dos direcciones, reducción y ampliación del patrón píxel de las imágenes (Damaged Files/Píxel de seis caras/648 monocromos/RGB). Se trataría pues, de un enfrentamiento de la pintura con el lenguaje informático en estos tiempos de convulsa inflación de la imagen. Y a través de este giro con ida y vuelta e ida de nuevo, las obras de Irene se llegan a hacer como miniaturas de escritorio, tan pequeños los cuadros; ganan en vitalidad, por la vibración de los colores brillantes; objetualizan los píxeles en pastillas de resina o listones de madera pulcramente acabados que se disponen como esos archivos estropeados, a escala; incluso, en la desmaterialización de la pintura, llegan a presentar una reconstrucción física de la imagen digital en su esencia más rotunda en modo RGB, como acetatos coloreados y traslúcidos que proyectan su sombra de color-luz sobre la pared.
Podríamos decir que, por accidente, la pintura de Irene se ha vuelto un ejercicio de abstracción formalista y postminimalista en busca de la esencia… Pero el caso es que sigue siendo referencial, ahora, al resultado de ese error en lo digital. No obstante, en la evolución, hay trabajos altamente interesantes y muy bien enlazados con series anteriores. Y, felizmente, sigue siendo todo pintura. T-o-d-o pintura y sus circunstancias.
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1 Alguna vez nos ha pasado que hemos sentido como si “quemáramos” un pincho USB que nuestro ordenador nunca más reconocerá, otra terrible posibilidad del estupendo mundo de la informática. De ser así, hay una última posibilidad extrema y casera que es la siguiente: castigarlo y enviarlo al Polo Norte de nuestro congelador empaquetado en una bolsa y dejarlo allí confinado unas horas antes de volverlo a conectar. Que nadie se asuste, el sistema No Frost hace maravillas y al congelarse las conexiones internas del aparato dispondremos de un momento de gloria y resurrección que nos permitirá extraer los archivos poco a poco antes de que vuelva a sobrecalentarse. Y esto, así, las veces que haga falta hasta el final.
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