Platas y Grafitos en La Nau

[ezcol_1third][/ezcol_1third] [ezcol_2third_end]Platas y Grafitos en La Nau

Nieves Torralba expone sus elegantes dibujos en la Sala Oberta de la antigua Universitat de València. Hasta el 8 de enero de 2012.
 
 
A despecho de esa interpretación contemporánea, que quiere y presume una relación horizontal, democrática y dialéctica entre los diversos media de comunicación artística, lo cierto es que el dibujo está algo arrinconado en las exhibiciones plásticas, donde se le relega a un papel meramente introductorio de un largo y aburrido proceso. Así las cosas suele ser bastante normal que el dibujante tenga querencias más o menos expresionistas a fin de demostrar que tiene mano, estilo, facultades o aquello que se ha llamado, o se llamó, subjetividad.  Nada de eso vamos a encontrar en la exposición de La Nave, donde sí vamos a encontrar unos dibujos de plantas, muy sintéticos y precisos. Las formas nacen tanto de la pasión, atenta y premiosa por la morfología vegetal, como por el amor, sostenido por el tiempo y el trabajo, a los gradientes del grafito y los lápices de plata.  
 
El texto de presentación del comisario Victor Zarza, insiste además en la presencia de un juego semántico, presidido e incitado por la letra r. La inicial de raíz, rama, rito, recuerdo, roturar… por ejemplo, suministraría buena parte de la estructura profunda.  Hemos percibido poco aquí la influencia de Roussel, Dalí, Queneau, o Perec, los cultivadores en nuestra modernidad de estos artificios literarios, y sí mucha, por el contrario de diseñadores de la talla de Christopher DresserErnst Haeckel o Fernand Léger.
 
Así mismo y sin que lleguemos a calificar el montaje como un rotundo trabajo de site specific, Nieves Torralba, que posee una abundante experiencia en instalaciones, ha agrupado los dibujos respetando la unicidad que requerían, combinándolas con unas intervenciones manuales o de carácter digital. Acompañan a nuestra visita sin agobiar.
 
Sea por presupuesto o por el gusto innato que la caracteriza, Nieves Torralba nos ha ahorrado además esos prescindibles y confusos vídeos de presentación. Es que hay que ver los dibujos.
 
Luis Armand. UPV.
 
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r, título de esta exposición, se nos ofrece como una cifra, como signo (ho sea sin olvidar -muy al contrario- su cualidad icónica) que introduce un juego semántico en la percepción del conjunto de obras que ahora se presenta. Se trata de un juego indeterminado, sugerido únicamente por ser esta letra la inicial de una serie de palabras que se van convocando (raíz, rama, rito, recuerdo, roturar…) y de cuyas múltiples connotaciones (pues tal es el ámbito de intervención de esta propuesta) la artista espera propiciar una recepción activa de lo expuesto por parte del espectador, confiando en las posibles asociaciones de toda índole (emotiva, intelectual…) que pudieran despertarse o activarse en su pensamiento.
 
La simplificación de la morfología de las plantas, donde todo queda reducido a unos elementos primordiales, es el resultado de su voluntad de conseguir una síntesis formal elocuente, válida en sí misma; bella por sus propiedades graficoplásticas y compacta en su definición. Los encuadres empleados (en los que los motivos ocupan una buena parte de la superficie, como si de monumentales fragmentos se tratara) son indicativos de la fijación e interés -antes comentados- con los que la artista se/nos aproxima a las flores, y contribuyen a potenciar esa sensación de rotundidad en sus dibujos; todo se ofrece a la vista con el mismo grado de nitidez y concreción, sin concesiones hacia lo fenoménico ni a efectismos de índole retórica. El modelado de los tallos es formulario y elemental, pero suficiente para sugerir esa corporeidad de la que la artista no quiere privar a su flora; a pesar de la innegable homogeneidad de su definición (fruto de una paciente labor donde la suma de líneas va urdiendo la escala el grises que sugieren el volumen), una contemplación detenida de este tratamiento nos permite advertir, sin embargo, el itinerario seguido por su mano a la hora de pensar (conceptualmente), recorrer (sensorialmente) y construir (gráficamente) las formas.
 
El modelado, aun con variadas gradaciones debidas a la diferente presión e insistencia ejercida con aquellos utensilios y a las distintas calidades que cada uno de estos materiales le proporciona, es firme, casi me atrevería a decir duro, en la línea de aquella definición volumétrica que fuera característica de cierta figuración del tiempo de las vanguardias. Junto al empleo de procedimientos tan tradicionales como la punta de plata o el grafito, Nieves Torralba se ha servido también de la tecnología digital para dibujar/imprimir sus trabajos, ampliando con ello el horizonte de sus posibilidades a diferentes niveles. De igual manera, los dibujos que la artista ha realizado directamente sobre las paredes de la sala de exposiciones se benefician de la incorporación de esa tridimensionalidad como un elemento más de la obra; aspecto éste significativo, por cuanto añade de ilusión ambiental a su proyecto, convirtiendo el conjunto en una suerte de jardín envolvente que, a nivel dialéctico, establece un contexto muy idóneo para el caso. La convivencia de distintos planteamientos en torno a una misma temática permite que advirtamos el alcance de su propuesta desde una perspectiva ciertamente enriquecedora.
 
Víctor Zarza. Comisario de la exposición.
 
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Para finalizar unas aliteraciones de la artista:
 
«Todos tenemos nuestras raíces. Las rozamos sin darnos cuenta y ellas registran nuestras rarezas, remembranzas y rencores. Retazos de vida, retratos convertidos en ramas, el reino vegetal retorna renuente y raudo.
 
El resto, retoños resistentes de existencia, rueda por los suelos, riela entre las estrellas, rige subterráneo el rumbo de los astros».
 
Nieves Torralba.

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